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Manual para tocar tu vagina y explotar de placer

¿Cómo masturbarme si soy mujer?

“No sé bien cómo masturbarme”, me dijo una de mis grandes amigas. Me sorprendí porque, aunque tiene sexo con su pareja, me confesó que la exploración a sí misma se encontraba estancada por temas de pudor y porque ya es madre y sus ocupaciones cambiaron. Tiene 28 y no le queda claro cómo masturbarse.

Otra amiga, un par de años más chica, me dijo que a veces jugaba con la fantasía de tener un dildo, pero que no se atrevía a comprarlo porque chance ni era necesario. Cuando quise saber más, indagar sobre su intimidad, noté en ambas cierto rechazo, tal vez incomodidad. Sí, todavía nos avergüenza hablar de nuestras necesidades sexuales y de cómo las satisfacemos —si es que lo hacemos—. Ni qué decir cuando te quedas con las ganas, cuando estás caliente y te aguantas porque “no tienes con quién”, o porque la otra persona acabó antes.

¿Por qué no le damos más importancia a nuestros apetitos? Ser tu propia proveedora en ese sentido es parte del empoderamiento como mujer.

Me encanta masturbarme. Considero que es una gran forma de decirme “estoy deliciosa y quiero todo conmigo misma”; me acaricio, me saboreo, me olfateo y me disfruto muchísimo. Hago una pausa en el caos cotidiano y me dedico únicamente a mi clímax, ¿se necesitan más razones para pensar que la masturbación es importante?

Aun antes de leer Las Edades de Lulú ya me daba ligeros arrimones con mi flauta o en las esquinas de las mesas o los escritorios. Cuando uno es adolescente —y ahora sé que también de adulto— a veces no sabe cómo desfogarse, cómo quitarse ese “algo que te pica”. Pero fui experimentado y aprendí, y creo que por eso defiendo tanto el “date placer a tus anchas y a la hora que te acomoda”, no importa que estés recién levantada, con un comodísimo calzón de “abuelita” o menstruando. De ahí esta guía sobre masturbación femenina para que tú, amiguita, también des rienda suelta a tus orgasmos.

¿Cómo masturbarse si eres una persona con vulva y vagina?

Lo primero y más importante: déjate ir; revuélcate, gime, muerde una almohada, ponte en cuatro, boca abajo o de costado, pero no te contengas, permite que tu cuerpo hable y dicte la manera en la que puede fluir mejor la energía sexual; sin vergüenza, culpa o angustia, ese momento es para ti, para que te conozcas, explores y cachondees hasta que te hartes.


Calentamiento

Mapea tu cuerpo: presiona suavemente, frota, lame, pellizca, acaricia… mide los niveles de intensidad al jalar, por ejemplo, un pezón, al estrujar tus nalgas o chupar tus dedos.

Si tienes alguna prenda con la que te sientes sexy, úsala. Ten a la mano todo aquello que refuerce tu fantasía o te ayude a relajarte, como una copa de vino o un porrito.

El aceite de coco se siente delicioso y funciona perfecto en esta etapa. Sólo calienta un poco entre tus manos hasta que sienta tibio y muy aceitoso, y frótalo vigorosamente en el trasero, las piernas, las ingles y los senos (no es necesario que te lo quites, al contrario, te dejará la piel muy suave).

Primeros pasos

Concéntrate en un punto de tu cuerpo y traza círculos que se acerquen y se alejen, primero suave y después rápido, pero sin llegar a tocar dicho punto, que responderá a la reacción de tumescencia, que significa erección y/o hinchazón. Después de la tumescencia, “enfría” la zona frotando lento y firme.

A dedear

Ponte un poco de lubricante en el dedo índice o medio, retira poco a poco el capuchón y acaríciate. Siente lo suave de tu clítoris. Explora y prueba con distintas velocidades, grados de presión y puntos de placer. Mueve tus dedos de arriba a abajo, de izquierda a derecha y en forma de círculo. Cuando ubiques el punto de mayor placer, quédate ahí; respira de manera natural, eso es muy importante.

Si prefieres usar un juguete, puja un poco cuando te roces con éste para que tu clítoris se asome más rápido, notarás la diferencia en seguida.

Los juguetes con pila tienen distintas velocidades y ritmos, yo recomiendo ir de menor a mayor en cuanto a intensidad; cuando sientas que estás a punto y que ya no puedes más, no pares, “oblígate” a seguir pese a que te tiemblen las piernas o empieces a doblarte de placer, pues ese es sólo el inicio, la entrada al verdadero clímax.

Si quieres experimentar sexo anal pero no te animas a hacerlo con alguien más, puedes usar un plug o dildo anal —siempre con lubricante y previo a una estimulación en la zona—.

Tomado de VICE